Registrarse en una red social o simplemente acceder al correo electrónico: algo aparentemente tan universal como manejar un equipo informático en realidad aún no está al alcance de todo el mundo. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, en el planeta existen más de 1.000 millones de personas con algún tipo de discapacidad. Entre ellas, más de la mitad se ven afectadas en su vida cotidiana por la accesibilidad digital (o más bien por su ausencia), una barrera que afecta a cerca de 80 millones de europeos y que se calcula alcance los 120 millones en 2020. Síntesis por voz, teléfonos móviles adaptados, televisión subtitulada, objetos conectados… Es cierto que nuestra vida ha incorporado varias evoluciones de formato y herramientas informáticas que pueden prestar una gran ayuda a estas personas en su día a día, pero internet sigue siendo algo parecido al Lejano Oeste en términos de acceso adaptado.
A finales del pasado mes de abril, la Unión Europea propuso nuevas normas de accesibilidad para productos y servicios clave como por ejemplo teléfonos móviles, e-books, sistemas operativos, terminales de punto de venta, cajeros automáticos… Esta propuesta para una “Ley Europea de Accesibilidad” se extiende también al “entorno estructural” del dispositivo en cuestión: no resulta razonable instalar un dispensador de billetes accesible en una estación. Actualmente son demasiadas las páginas y aplicaciones desarrolladas sin tener en cuenta las normas de accesibilidad digital más básicas. De hecho, es lo normal. En diciembre de 2016, las cifras de la OMS pusieron de manifiesto que apenas 10% de los sitios web indican su grado de accesibilidad.
No obstante, para ser considerada realmente accesible, una tecnología o aplicación debe evaluar ciertas características a la hora de su diseño y concepción: el material informático, código de desarrollo y contenidos propuestos deben intentar estar adaptados a la discapacidad de cada persona. Se trata de aumentar la autonomía en todos los sentidos: un reto increíble, pero al alcance del increíble desarrollo tecnológico y digital que rige exponencialmente nuestras vidas. El aumento de compatibilidad entre dispositivos, la conectividad universal y los esfuerzos por crear lenguajes informáticos unificados son los cimientos –aún sin fraguar– de una nueva idea de tecnología accesible.
Innovación accesible
A día de hoy, los obstáculos son enormes. Utilizar todas las funciones de un ordenador, sin ir más lejos, resulta prácticamente imposible para una persona que no puede hacer uso del ratón. Tratar de utilizar un ordenador o internet exclusivamente a través del teclado, incluso dominando el funcionamiento del equipo y sus accesos rápidos, permite comprender mejor la proeza que realizan a diario quienes no cuentan con la posibilidad de mover la flecha a través de la pantalla. Además de ser extremadamente complejo y tedioso, una vez dominado el modo de operar los resultados son implacables: a menudo es imposible acceder a los contenidos deseados. Existen sistemas que permiten operar únicamente a través de órdenes vocales, teclados virtuales o cursores adaptados (trackball, joystick, headstick…). Sin embargo, las limitaciones a la hora de navegar y trabajar con dispositivos informáticos o digitales siguen siendo mayúsculas.
Dispuestas a dar con una alternativa que ayude a eliminar obstáculos y abrir la tecnología a una parte significativa del colectivo de personas con discapacidad, Bizintek e Irisbond han unido sus fuerzas para actualizar el dispositivo Irisbond DUO. Se trata de un medio revolucionario para manejar el ratón del ordenador a través de los ojos, y su innovador funcionamiento mediante videoculografía permite al usuario un total control del cursor únicamente con su mirada. Tanto en términos de comunicación como de acceso a las funciones de cualquier equipo informático, el sistema Irisbond DUO es una muestra del valor primordial de la innovación en el proceso para que las nuevas tecnologías puedan cobrar auténtica relevancia y crear soluciones que den autonomía e independencia a las personas con necesidades específicas.