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Kickstarter en proyectos hardware

Hacía un tiempo que queríamos dedicar una entrada en el blog sobre el fenómeno de KickStarter, que para los que no conozcáis, es la plataforma de «crowdfunding» de mayor éxito a nivel mundial. A día de hoy ha conseguido financiar proyectos por valor de 445 millones de dólares en diferentes categorías. Las de más éxito música, películas, arte, videojuegos y tecnología.

Especialmente en al área de la tecnología, que es en la que más interés tenemos claro, se han financiado conocidos proyectos como el reloj Pebble, un reloj asociado a teléfonos iOS o Android basado en tinta electrónica, que consiguió más de 10 millones de dólares, o la consola de videojuegos OUYA que alcanzó los 8,5 millones de dólares. En esta categoría el 39 % de los proyectos introducidos en la plataforma han sido financiados en su totalidad lo que parece una cifra bastante importante.

 

En los proyectos hardware que se financian, generalmente más que financiar el proyecto, KickStarter actúa como un canal de «pre-order» para el producto. Cada persona que financia el proyecto obtiene a cambio un producto una vez industrializado. Me parece una buena plataforma para financiar esa primera producción del producto que suele requerir tanto o generalmente más inversión que el propio desarrollo. En Kickstarter cuando creas un proyecto para un nuevo producto debes fijar el mínino de financiación necesaria para llevarlo a cabo. En el caso de una obra musical, vídeo o incluso en un desarrollo software tienes que superar el paso de crearla pero la distribución de los contenidos es mucho más sencilla una vez creada y es poco dependiente de la cantidad. Sin embargo, en el caso de un objeto físico, puedes tener la necesidad mínima de 100.000$ para financiar tu proyecto pero puedes tener la «suerte» de obtener un millón de dólares y en vez de entregar en unos meses 5.000 unidades de tu producto tienes que entregar 500.000.

Por otro lado los creadores para animar a los «backers» (financiadores) del proyecto presentan un vídeo con un prototipo funcional y con unas características determinadas. Tratan de despertar el mayor interés posible de futuros usuarios con ese primer prototipo. En la práctica, del prototipo al producto industrializado siempre hay un camino que no siempre es tan fácil como se espera. En muchos casos estos nuevos proyectos creados en Kickstatarter son creados por startups que aún no tienen en marcha un sistema de producción para sus productos, ni cuentan con la experiencia necesaria para llevar a cabo la industrialización de los mismos.

 

Por ejemplo, el caso del diseñador Seth Quest que diseñó un stand para Ipad (Hanfree). Introdujo el proyecto en la plataforma de Kickstarter enseñando planos y algunos renders y fijó un mínimo de financiación de 10.000$ y alcanzó la cifra de 35.000$. En Mayo de 2011 una vez obtenida la financiación, Seth tenía que industrializar, fabricar los stands y enviarlos a sus 440 backers. Sin apenas experiencia en la producción, buscó subcontratistas para desarrollar el producto. Se encontró con problemas que no esperaba y se dio cuenta de que con la financiación obtenida no podía entregar los 440 Hanfrees financiados. Así que tuvo que devolver el dinero a los «backers» a pesar de haberse gastado la mayor parte en ingeniería y fabricantes, lo que le ha ocasionado problemas económicos y de reputación.

Los términos de Kickstarter son claros: los creadores deben devolver el dinero a cualquier «backer» cuyas recompensas (en este caso el propio producto) no cumplen o no pueden cumplir. Y por este motivo se han introducido algunos cambios en la plataforma para los proyectos «hardware»:

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