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¿Por qué continua la crisis de semiconductores?

No está siendo una sorpresa… A raíz de los trastornos comerciales e industriales generados por la pandemia, la escasez de microchips semiconductores está generando un efecto dominó a nivel mundial cuyo final aún no es fácil de predecir. ¿Qué se puede hacer para que no se vuelva a producir una crisis de semiconductores? En principio, lo ideal sería construir más fábricas y diversificar su emplazamiento, para no depender exclusivamente de la producción asiática. Los gigantes tecnológicos y los gobiernos se han puesto manos a la obra, pero esto no se logra de la noche a la mañana y las empresas sufren diferentes efectos derivados de esta crisis de semiconductores.

Los semiconductores son uno de los componentes más esenciales en casi todos los dispositivos electrónicos que utilizamos hoy en día, y son altamente demandados por las empresas de todo el mundo, como ya explicamos en nuestro artículo La crisis de los semiconductores, del automóvil a toda la industria electrónica, publicado el verano pasado.

Con el auge del IoT y nuestra dependencia general de tecnologías cada vez más complejas, el valor y la necesidad de fabricar estos chips a gran escala no hará más que aumentar. Actualmente, el mundo se encuentra inmerso en una gran crisis de semiconductores, y no se espera que se solucione en el corto plazo. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí y cuáles han sido sus efectos?

La crisis de semiconductores, una reacción en cadena

La industria es una sucesión de cuellos de botella que van desde la materia primas hasta los equipos necesarios. La alarma se disparó cuando se paralizó el sector de la automoción, pero ahora el problema se extiende con creces a otras industrias. Si hay crisis de semiconductores, ¿por qué simplemente no fabricar más?

No es tan sencillo. La especialización y la enorme inversión necesaria para la fabricación de semiconductores han dado como resultado un sector con importantes barreras de entrada y una concentración importante de proveedores, como explica Daniel del Río, CEO de Bizintek, en su artículo Mercado Electrónica. Suministro de Semiconductores. Ahora que hay problemas de producción y suministro, cuellos de botella, inflación, fluctuación de divisas, tensiones geopolíticas a nivel global… las condiciones para la tormenta perfecta se han cumplido con creces, haciendo que todo tipo de empresas y sectores se vean afectados por esta crisis de semiconductores.

¿Qué consecuencias está teniendo para las empresas?

El primer y más evidente efecto de esta crisis de semiconductores es que empresas y fabricantes no pueden producir ni vender tanto como podrían. Los plazos de suministro se han duplicado en solo dos años, y en el caso de determinados componentes pueden llegar a alcanzar los doce meses. Por ejemplo, en Europa la realidad de empresas como Bizintek es que elementos clave como los microprocesadores, transistores y ciertos tipos de sensores tardan hasta 50 semanas en ser entregados.

No hay chips, por lo tanto se están provocando ineludibles paradas de producción con la consiguiente difícil gestión de los equipos. Pero esta situación, que se está alargando ya más de lo esperado, está generando otra serie de problemas derivados, como la sobrecarga de los departamentos de compras que deben multiplicar sus esfuerzos para encontrar proveedores de confianza, el aumento de los stocks de otras referencias en espera de producción por la falta de un determinado componente, la necesidad de rediseñar y adaptar nuevos productos a la disponibilidad de componentes…

¿Por qué no se construyen más fábricas de semiconductores?

Efectivamente, es lo que se está intentado. A raíz de la actual crisis de semiconductores, tanto las grandes compañías como diferentes gobiernos han disparado la inversión para la puesta en marcha de fábricas destinadas a aumentar la capacidad productiva de estos componentes esenciales. TSMC ha anunciado una inversión de 100.000 millones en 2022-2024, Samsung invertirá 150.000 millones en los próximos 8 años, Intel ha invertido 20.000 millones en una nueva fábrica en EE.UU. y 17.000 millones para otra planta en Alemania, la UE destinará 43.000 millones de forma directa e indirecta …

Sin embargo, esto no funciona de la noche a la mañana. El nivel de especialización y las enormes inversiones necesarias para poner en marcha una planta de producción de semiconductores obligan a los fabricantes a ser muy prudentes. El segundo problema es el plazo de entrada en servicio de una fábrica de estas características: por ejemplo, TSMC comenzó en 2021 la fabricación de una planta de chips en Arizona y se espera que empiece con la producción masiva en 2024.

¿Cuándo terminará la crisis de semiconductores?

Desgraciadamente, lo único que parece claro es que la crisis de semiconductores va a estar un tiempo con nosotros. Al menos durante 2 años más, el sector tecnológico en particular, y por ende multitud de industrias en general, seguiremos viviendo estas tensiones en los plazos de suministro y un incremento de precios sostenido. No obstante, un dato alentador es que, con todo, queda menos para que las nuevas fábricas entren en funcionamiento.

Además, según apuntan diversas y reputadas fuentes como los expertos de Deloitte en una entrevista titulada The end of the semiconductor shortage is near, la demanda también está empezando a cambiar, ya que se espera una desaceleración de la economía mundial. Que no cunda el pánico, el sector del automóvil seguirá impulsando fuertemente la demanda, aunque veamos que empiezan a ralentizarse las ventas de otros productos como teléfonos, tablets u ordenadores.

Por suerte todos los grandes fabricantes han visto la oportunidad y necesidad de invertir en nuevas plantas de producción para revertir esta crisis de semiconductores. Es el camino a seguir, pero para recuperar el terreno perdido las inversiones deberían ser aún mayores.

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