El regreso a la Tierra con éxito de la cápsula tripulada de SpaceX marca una nueva era espacial, demostrando que una empresa privada puede alcanzar el máximo nivel tecnológico y desarrollar actividades a la altura de las grandes potencias mundiales. Esta semana, Bizintek analiza las claves de este acontecimiento histórico más allá de los detalles de la propia misión. ¿Cómo han conseguido abaratar el coste del billete al espacio?
El año pasado se celebró el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna. A día de hoy, sigue siendo una hazaña difícil de imaginar incluso con la tecnología actual, teniendo en cuenta que los ordenadores que dirigían la misión Apollo 11 tenían menos potencia que nuestros teléfonos móviles. Cuando pisamos la Luna en 1969, se hizo gracias a la política estadounidense de la época y a recursos públicos: fueron los científicos de la NASA —un organismo público— y el dinero del contribuyente quienes sirvieron para alcanzar ese hito.
A día de hoy, eso ya ha cambiado. Ahora, las grandes empresas privadas están llamadas a ser el centro de esta peculiar nueva era de la carrera espacial. El proyecto SpaceX es una empresa estadounidense que nació en 2002 de la mano del magnate y gurú tecnológico Elon Musk – CEO de Tesla y fundador de PayPal, entre otros – con el objetivo de abaratar los viajes espaciales y hacer posible la colonización de Marte. Fue la primera empresa privada en hacer regresar cohetes a la Tierra con energía de propulsión para que puedan volver a ser usados en lugar de ser desechados.
¿Por qué una empresa privada lanza al espacio astronautas de la NASA?
Desde comienzos de los 2000, la NASA ya se planteaba externalizar el transporte de tripulación a la Estación Espacial Internacional (EEI). La razón es muy sencilla: hasta ahora, la agencia norteamericana dependía de la cápsula rusa Soyuz para poder llegar a la EEI, una instalación en la que han invertido más de 100.000 millones de dólares. En esta tesitura, Rusia era el incómodo e ineludible socio para viajar al espacio.
Aparte del comprensible resquemor que este hecho genera en los estadounidenses, la Soyuz daba preferencia siempre a cosmonautas rusos, y el precio del billete espacial se ha incrementado de forma notable en estos últimos años, pasando de los 20 millones que cobraban los rusos en 2010 a 80 millones de dólares en la actualidad. Según las últimas estimaciones, SpaceX habría reducido esta cifra hasta los 55 millones de dólares. Casi nada.
¿Cómo ha logrado SpaceX abaratar el viaje al espacio?
Parece sorprendente, pero a pesar del coste de este increíble proyecto privado — en gran parte acaparado por los altos sueldos de los ingenieros implicados en esta tarea— la cápsula Crew Dragon de SpaceX ha sido un transporte espacial particularmente asequible de desarrollar.
En este sentido, aplicando los últimos métodos y tendencias de la ingeniería, como pueden ser la ingeniería colaborativa, la filosofía iterativa y al reutilización de recursos, se ha alcanzado el éxito en el primer viaje desde suelo estadounidense y en una nave comercial hasta la EEI desde que en 2011 concluyó el programa de transbordador de la NASA. Esta dinámica de proyecto iterativa de la que hablamos ha permitido aprender de cada lanzamiento desde 2002, e ir puliendo los elementos que contribuyen a perfeccionar y optimizar los viajes al espacio.
Esta dinámica se asemeja al concepto de ingeniería de Bizintek, basado en el análisis de necesidades desde el punto de vista de usuario, mercado y tecnología, la ingeniería multinivel y una estimación real de los costes de desarrollo e industrialización, con un escalado conforme a las necesidades del cliente y del mercado.
Cohetes reutilizables: se amortizan con cada nuevo lanzamiento
Sin embargo, el factor clave de SpaceX es la capacidad de usar elementos reutilizables. Los cohetes Falcon 9 son el ejemplo perfecto de esa reusabilidad, y en cuanto quedó claro este concepto se asumió que el proyecto sería menos costoso que otros lanzamientos. La primera primera etapa del viaje supone buena parte del coste total del cohete (cerca del 75%). Poder reutilizar este transporte implica que, con cada nuevo uso, el coste de cada lanzamiento se amortiza de manera creciente. Sin ir más lejos, el Falcon 9 llevaba reutilizándose desde su primera misión en mayo de 2018. Este era su lanzamiento número 29, y esta previsto que alcance los 100 viajes espaciales. Hagan cuentas.
Por último, la NASA también ha sabido jugar sus cartas. Al delegar en empresas privadas, ha abierto una guerra comercial y básicamente deja que las compañías se peleen por alcanzar el objetivo de la manera más eficiente. Obtener un contrato con la NASA es todo un éxito, y por ello los competidores han tenido especial cuidado en reducir los costes al máximo, algo que en un enfoque más tradicional con empresas públicas no suele ocurrir.
Bizintek, un concepto de ingeniería adaptado a la nueva era
Al igual que SpaceX, Bizintek sigue un concepto de la ingeniería eficiente y sostenible: partiendo de la idea de un nuevo producto, de un producto a mejorar o de una necesidad del mercado, analizamos su viabilidad tecnológica, tendencias tecnológicas, diseño, costes y garantizamos la salida al mercado del producto en fecha y presupuesto.