Según la Wikipedia, la cultura maker es una cultura contemporánea con un componente tecnológico basado en un mix entre el DIY (Do it yourself) y lo Hacker. Los típicos puntos de interés de la cultura maker son la electrónica, la robótica, la impresión 3D, el uso de máquinas CNC así como actividades más tradicionales como el trabajo del metal y la madera.
El enfoque se centra en soluciones estilo “copiar y pegar” de diferentes tecnologías y anima a crear “recetas” y reutilizar diseños publicados en páginas web. En resumen, hay un fuerte énfasis en el uso y el aprendizaje de habilidades prácticas y su aplicación a diseños de referencia.
Aquí un ejemplo muy visual con uno de nuestros proyectos:
El avance de la corriente maker en los últimos 10 años ha sido espectacular. Cuando creamos Bizintek hace ya más de 10 años era cuando empezaban a sonar temas como la robótica educativa, Arduino e incluso la impresión 3D. A día de hoy se han vendido más de 5 millones de Raspberrypi en el mundo, más de 1 millón de placas Arduino y cerca de medio millón de impresoras 3D. ¡Los números asustan!
La facilidad con la que hoy podemos crear prototipos rápidos de un concepto y llevarlos al mundo físico es increíble. Diseñar un concepto de producto conectado a Internet, hacer una programación básica de una Raspberrypi, diseñar un encapsulado, imprimirlo en 3D, fabricar un pequeño PCB con unos sensores y montar un pequeño servidor web puede ser un proyecto que se puede desarrollar en menos de dos semanas.
Las herramientas maker han facilitado enormemente esta tarea. Al igual que las herramientas CAD de diseño o las herramientas de simulación lo hicieron en el pasado, hoy es mucho más fácil prototipar una idea.
Sin embargo, el salto de esa idea a la producción masiva de un producto no se ha simplificado en la misma medida. “Hardware is hard”. Y como ya comentamos en este blog hace algún tiempo, el salto del prototipo a la producción en proyectos de Kickstarter es complicado y se están produciendo algunos sonoros fracasos como Coolest Cooler o algunos otros por venir.
Aunque el desarrollo y la cultura maker es más fuerte que nunca, también creemos que la brecha entre prototipos y productos se está ensanchado a la misma velocidad. Disponer de un producto como la nueva Raspberrypi Zero a un coste de 5$ genera unas expectativas muy altas, ya que si uno de nuestros clientes quiere incluir una capacidad de cálculo similar al de una Raspberrypi en su producto, los costes se disparan debido a la repercusión en el precio del diseño, adaptación e industrialización al número de unidades a fabricar. A grandes rasgos todo esto se debe al enorme volumen de fabricación de estos productos “maker”.
En próximas entradas del blog desarrollaremos un paso a paso de un prototipo de producto basado en una Raspberrypi y analizaremos el salto a una producción futura. El salto del prototipo a un producto a medida implica un diseño prácticamente desde cero si queremos fabricar a un precio razonable.