Tenemos un enorme problema con los E-Waste. A nivel mundial, tiramos cada año 50 millones de toneladas de basura electrónica, lo que equivale a unos mil ordenadores portátiles cada segundo. Gran parte del problema está en el modelo de negocio de muchos fabricantes de tecnología: obtienen beneficios por la venta de sus productos y no de su uso. Ahora, la UE introduce el “Derecho a reparar”, obligando a que ciertos aparatos puedan ser reparados durante, al menos, diez años.
El reciclaje todavía no es universal, y en función del dispositivo a menudo resulta más costoso reciclar los componentes que el propio valor de los materiales que forman el aparato. Además, el 70% de los residuos electrónicos son tóxicos. Lo más grave es que estos desechos llevan décadas fluyendo hasta las aguas subterráneas y los océanos, suponiendo un creciente problema para la salud y la calidad de vida, especialmente en ciertas zonas en vías de desarrollo que reciben grandes cantidades de E-Waste, o basura electrónica.
El sobreconsumo de tecnología, a examen
¿Por qué es más caro reciclar que reparar? En este sentido, gran parte del problema viene originado desde la misma fase de diseño y desarrollo de muchos dispositivos electrónicos. Durante varios años, muchos fabricantes de tecnología parecían más preocupados por el rendimiento a corto plazo, unas prestaciones superiores a la competencia y el aspecto visual de sus productos. De forma paralela, parece que se le daba cada vez menos importancia a aspectos tan fundamentales como la vida útil, el uso de materiales respetuosos con el medioambiente o el simple hecho de poder reparar un aparato tras una sencilla avería.
El problema del sobreconsumo de tecnología está en la generación de los temidos desechos E-Waste. Una de las razones por las que la basura electrónica constituye un problema de primer orden reside en que la mayoría de fabricantes de equipos electrónicos obtienen beneficios de la venta de sus productos y no de su uso.
El “Derecho a reparar”: la vía europea para reducir los E-Waste
Para combatir la pandemia de chatarra electrónica que estamos viviendo actualmente, desde el pasado 1 de marzo ha entrado en vigor en la Unión Europea el “Derecho a reparar”, que no es otra cosa que obligar a las empresas a que los electrodomésticos puedan ser reparados durante, al menos, diez años desde la fecha de compra.
Aprobado en noviembre de 2020, el “Derecho a reparar” implica que, para ciertos dispositivos electrónicos (especialmente los electrodomésticos), los fabricantes deberán ofrecer manuales, herramientas y componentes para que si el usuario quiere, pueda tratar de reparar esa tele o ese frigorífico que dejan de funcionar correctamente.
Esta normativa ha visto la luz en parte gracias al impulso de la plataforma Right to Repair, una iniciativa que aboga por el consumo sostenible de tecnología y que ha hecho presión en favor de este decreto. Básicamente, Right to Repair defiende algo que, como desarrolladores de dispositivos electrónicos, en Bizintek nos parece básico: los productos tecnológicos deben ser sinónimo de calidad, valor añadido y fiabilidad. Por tanto, deberían durar más, y cuando se estropean se tendrían que poder arreglar de la forma más sencilla posible (en función de la complejidad tecnológica de cada dispositivo, evidentemente).
Obsolescencia evitable y sobreconsumo: el origen de los E-Waste
Muchos dispositivos electrónicos están diseñados y ensamblados de forma que desmontarlos resulte problemático, y a menudo es más barato sustituir uno de estos productos que repararlo. En el caso de los electrodomésticos este problema se agudiza. De hecho, la nueva ley del “Derecho a reparar” se centra en ese sector de los equipos electrónicos: lo cierto es que incluso los electrodomésticos más costosos son a menudo ensamblados de forma que no se puedan mantener o reparar.
No obstante, si se puede reparar algo de forma económica, se abre un mercado secundario considerablemente más robusto, en el que la gente que únicamente adquiere aparatos nuevos por el mero hecho de serlo puede intercambiar su material antiguo para que sea reparado o actualizado. Si se puede arreglar y actualizar, este hardware en principio obsoleto entra en un segundo ciclo de vida, donde puede revenderse a un menor coste, con todas las garantías, a personas que no pueden – o no quieren – invertir en equipos a estrenar.
Hacia nuevos modelos basados en el rendimiento AAS: As A Service
En el dinámico sector de las TIC, cada día cobra más importancia el modelo AAS, por las iniciales en inglés de As A Service, es decir, obtener beneficios a través del servicio y no de las propias ventas de productos. El mejor ejemplo podrían ser los servicios de la nube.
Al pasar a un modelo de servicio, los ingresos por venta de hardware pasan a ser secundarios. De hecho, se puede subvencionar totalmente el hardware gracias a estos servicios para que resulte accesible a un mayor número de potenciales clientes.
Este cambio de enfoque significa que los proveedores que siguen una estrategia AAS prefieren reparar en lugar de reemplazar el hardware, realizando la mayor parte de la actualización de la forma más centralizada posible. No pasará mucho tiempo hasta que veamos el modelo As A Service aplicado de forma más generalizada.
En Bizintek, nuestro concepto del producto electrónico y de la tecnología es que deben estar al servicio de los usuarios, no del negocio. Es decir, al desarrollar un dispositivo, el objetivo no es obtener el máximo beneficio o vender millones de unidades, sino que funcione a la perfección, cumpliendo todas las expectativas en cuanto a calidad, utilidad y durabilidad.