La pandemia de COVID-19 sin duda ha revolucionado el uso y el desarrollo de la tecnología, especialmente en nuestras ciudades. El impacto humano, económico y social del coronavirus también conlleva efectos a nivel tecnológico. Hoy, la herencia de la epidemia supone un cambio en el concepto de smart city: el conocimiento científico y tecnológico es la llave hacia la safe city, una ciudad más inteligente y mejor equipada para afrontar futuras crisis con garantías.
Actualmente, las ciudades son el escenario en el que se dirimen los mayores retos de la sociedad moderna, y en este sentido la pandemia de COVID-19 no ha hecho sino ampliar el peso de las aglomeraciones, tanto en el planteamiento de los problemas como de las soluciones. Efectivamente, las ciudades albergan los principales desafíos urbanos como la movilidad, la calidad del aire, la saturación del suelo, el impacto tecnológico, la gentrificación, la desigualdad, la salud pública…
En consecuencia, también son las grandes ciudades quienes experimentan primero con soluciones innovadoras, nuevas regulaciones y problemáticas sociales en constante cambio. Sirven como campo de pruebas para hacer escalar las políticas más exitosas a otras regiones o niveles de gobierno. Ahora mismo, nuestras ciudades están en una encrucijada totalmente condicionada por un virus aún en expansión, donde la capacidad de liderazgo y respuesta que asuma cada urbe a través de la tecnología de los datos, el IoT y la inteligencia artificial nos pueden permitir construir entornos urbanos más prósperos y seguros.
¿Qué es una smart city?
En primer lugar, el concepto de ciudad inteligente o smart city surgió durante la primera década de los 2000, una dinámica de desarrollo urbano innovadora marcada por varias líneas directrices: la productividad, la sostenibilidad económica y medioambiental y el bienestar de las personas como centro del proyecto, todo ello unido a través de la tecnología.
No se trata de si la ciudad es inteligente en sí, sino de cómo se organiza de forma lógica y con visión de futuro. Esta inteligencia se obtiene al maximizar los recursos de las grandes urbes actuales, que suelen ser escasos, para llegar al mayor número de personas y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Tecnología contra la pandemia: hacia la safe city
Ahora, la COVID-19 añade una nueva incógnita a la ecuación de las smart cities. Esta emergencia sanitaria, social y económica ha impulsado el desarrollo de nuevas tecnologías y su aplicación en muchos ámbitos de nuestra vida diaria, como el control de aforos, los sistemas de medición de temperatura, la monitorización de la movilidad de un grupo humano… ¿Estamos avanzando hacia una safe city, dejando de lado aspectos fundamentales en el concepto de ciudad inteligente?
Todas estas medidas, probablemente necesarias a corto plazo, plantean un necesario cambio de dinámica una vez controlada la epidemia. La respuesta a largo plazo a esta crisis dependerá de cómo las ciudades reaccionen a la necesidad de satisfacer necesidades esenciales pero parcialmente conflictivas: seguridad y libertad, privacidad y acceso a los datos. Una vez más, la tecnología parece ser la única solución viable para alcanzar el concepto de safe city.
Libertad y privacidad en las smart cities del futuro
Sin duda esta pandemia ha demostrado la importancia del intercambio de datos y ha puesto a prueba tanto la infraestructura social como nuestros marcos legislativos, especialmente en el ámbito de la privacidad. En muchos sentidos, el virus ha conseguido en pocos meses lo que la amenaza del cambio climático no ha logrado en los últimos años.
En Bizintek, somos conscientes del increíble desarrollo digital que van a conocer nuestras ciudades en los próximos años. No obstante, no creemos en la simple suma de tecnologías: se pueden alcanzar muchos objetivos empleando diferentes tecnologías, no existe solo un camino, pero la tecnología no es una solución en sí misma. Nuestra meta es lograr que las nuevas tecnologías realmente sirvan para mejorar la vida de las personas en las ciudades, haciéndolas más seguras, cómodas y eficientes.