La pandemia ha acelerado todo el proceso de transformación digital en los países más desarrollados. Ahora, la identidad digital vuelve al centro del debate. ¿Cómo podemos acreditar quiénes somos de forma digital? ¿Es seguro? ¿Podemos hacer trámites oficiales en otros países de forma telemática? Esta semana Bizintek explica cómo, para lograrlo, la Unión Europea trabaja en la creación de un marco común para alcanzar una identificación electrónica europea segura y de confianza.
En su último y ambicioso anuncio sobre política digital, la Unión Europea ha propuesto la creación de un marco común para una “identificación electrónica europea segura y de confianza”. Es lo que conocemos como identidad, un concepto que no es nuevo pero que sin duda ha saltado a la palestra con motivo de la pandemia. Ahora, con la aparición de los “certificados Covid” que determinan si una persona puede viajar libremente o no, y la creciente tendencia a la desmaterialización en las comunicaciones oficiales (que ya estaba en marcha pero se ha acelerado drásticamente, se hace cada vez más necesario plantear un sistema unificado de identidad digital y, sobre todo, seguro.
¿En qué consiste hoy la identidad digital?
A grandes rasgos, el objetivo del proyecto europeo de identidad digital es que todos los ciudadanos de la UE, residentes y empresas puedan utilizar más fácilmente una identidad digital nacional para acreditar sus datos personales con el fin de acceder a servicios comerciales o del sector público, independientemente del lugar en el que se encuentren.
La UE ya cuenta con un reglamento sobre sistemas de autenticación electrónica (eIDAS), que entró en vigor en 2014, pero la intención de la Comisión con esta propuesta de e-ID es ampliarlo y subsanar algunas de sus limitaciones e insuficiencias (como la escasa aceptación y la falta de soporte móvil).
Algunos países europeos ya ofrecen un DNI electrónico, pero según la Comisión existe un problema de compatibilidad transfronteriza, ya que solo el 14% de los principales proveedores de servicios públicos de todos los estados miembros permiten la autenticación internacional mediante un sistema de identidad electrónica. Sin embargo, este tipo de solicitudes de autenticación para ciudadanos europeos va en aumento, y el mundo tecnológico poscovid no hará sino acelerar esta tendencia.
¿Qué ventajas ofrece la identidad digital europea?
Un DNI electrónico válido en toda Europa podría, en teoría, ayudar a impulsar la actividad digital de todo el continente, permitiendo que sus usuarios demuestren su identidad y ofreciendo acceso a servicios comerciales o públicos cuando viajen o vivan fuera de su país de origen. Ahora, la vacunación ha hecho que todas las miradas se giren hacia este debate: ¿cómo gestionar la movilidad de millones de personas en función de sus condiciones sanitarias? ¿Cómo acreditar la identidad de una persona y asociarla a un certificado digital? ¿Cómo lograr que ciudadanos de distintos países utilicen esta tecnología por igual?
En este escenario, los legisladores europeos no que la identidad digital se convierta en un galimatías internacional, y ahora consideran que tienen la oportunidad de “hacer suya” una pieza estratégica del rompecabezas digital. Para ello, deben alcanzar un marco unificador para todas las identificaciones digitales nacionales. El objetivo es ofrecer a los ciudadanos no solo una alternativa más cómoda a llevar siempre consigo una versión física de su DNI (al menos en algunas situaciones), sino un sistema seguro de identidad digital a modo de “opción europea”, en contraste con los sistemas comerciales de identificación digital, que no ofrecen el mismo nivel de control sobre el destino de nuestra información personal.
Identidad digital: ¿dónde van nuestros datos?
Por supuesto, varios gigantes tecnológicos ya ofrecen a sus usuarios la posibilidad de iniciar sesión en servicios digitales de terceros utilizando las mismas credenciales utilizadas para acceder a su propio servicio. No obstante, en la mayoría de los casos, esto significa que el usuario está dando carta blanca para que sus datos personales fluyan hacia grandes plataformas de análisis de información, lo que en última instancia permite a Facebook y Google (entre muchos otros) profundizar y desgranar por completo la actividad de ese usuario en internet (y no solo en la red, sino también en el mundo real a través de ubicaciones, compras, etc.).
Con el desarrollo de las tecnologías de redes inalámbricas, el auge de la analítica de datos avanzada, de los dispositivos conectados y la creciente adopción de sistemas digitalizados, la Identidad Digital Europea promete que “se garantizará el control por el usuario de sus datos”, pudiendo elegir qué aspectos de la identidad se comparten con terceros.
En resumen, lo que está claro que tras este gran proyecto de la Comisión Europea de crear un DNI electrónico europeo unificado (y unificador) hay un complejo conjunto de requisitos que aún quedan lejos para hacer realidad un documento digital seguro y fiable, que no languidezca ignorado e inutilizado por la mayoría de los usuarios. Estamos hablando de dos tipos de condiciones, algunas de ellas muy técnicas (todo lo relacionado a la infraestructura digital necesaria), mientras que otras parecen (a priori) más sencillas, como lograr la aceptación y la posterior adopción generalizada deseada.
En Bizintek, somos conscientes del ingente componente digital que tendrán nuestras vidas en los próximos años. No obstante, nuestra meta es acercar la tecnología a las personas, las empresas y la economía, logrando aplicaciones y productos más seguros, cómodos y eficientes. ¿Con qué tecnología podemos ayudarte?.