Internet of things: el futuro estará conectado
El siglo XXI será la era de los objetos conectados y los dispositivos inteligentes. Los expertos coinciden, y el creciente número de usuarios que a diario interactúan con estos sistemas lo confirma. Según un análisis realizado por la consultora Gartner, se estima que en el año 2020 unos 25.000 millones de objetos conectados a internet habrán invadido el planeta, y la inversión en estos productos superará para entonces los 500.000 millones de dólares anuales: una muestra más de que la “iotización” –inevitable barbaridad lingüística surgida de las siglas en inglés IoT (internet of things) – regirá cualquier actividad de la vida cotidiana, por extravagante que nos parezca en este momento.
¡Que no cunda el pánico! Inmersos en una frenética carrera contrarreloj, quienes se dedican a diseñar y fabricar este tipo de dispositivos o sistemas inteligentes tienen serias dificultades para encontrar un objeto, o incluso una faceta de la vida que no pueda ser conectada. Desde el cepillo de dientes equipado con cámara de 10 megapíxels hasta un abridor de botellas que envía una notificación a nuestros contactos cada vez que brindamos con una cerveza, las posibilidades parecen infinitas.
No obstante, puede que los árboles estén ocultando el bosque. La obsesión por llegar a cada minuto de la vida del usuario quizás haya colocado en un segundo plano un factor fundamental del internet de las cosas: ¿cómo aprovechar al máximo esta revolución tecnológica en el ámbito industrial? Al igual que ocurre con muchos mercados relacionados con internet, las grandes entidades de asesoramiento económico están asombradas por el crecimiento no convencional de las empresas de este sector en incuestionable auge. Sin embargo, las aplicaciones industriales para dispositivos conectados aún tantean tímidamente un terreno que promete ser maravilloso en cuanto a innovación, desarrollo y calidad. Hay quien ya habla de una nueva revolución industrial…
De momento, el IoT industrial se ha asimilado como una herramienta de eficiencia productiva: se trata de sistemas capaces de aumentar la flexibilidad en procesos de automatización y técnicas de producción. Gracias a los avances en conectividad y métodos como Wifi, Bluetooth, Sigbox etc., el mantenimiento predictivo –tanto para herramientas productivas como para el producto final– puede aumentar considerablemente los estándares de calidad con costes reducidos. Además, la conexión a internet supondría un ahorro en reparaciones y costes pero, sobre todo, se traduciría en una reducción drástica del número de averías.
Estandarización para diseños optimizados: B-Thing
Una vez más, el desafío se encuentra en manos del diseño electrónico y las empresas desarrolladoras del sector, como Bizintek. Entre las infinitas aplicaciones destinadas a todo tipo de ámbitos y áreas que el IoT puede ofrecer, el mayor reto consiste en filtrar las posibilidades y retener la funcionalidad. Para alcanzar estas metas, los procesos de estandarización en la fase de desarrollo suponen apuestas de primer orden para optimizar tiempo y recursos que, sin duda, cobrarán una importancia proporcional a la increíble cantidad de sistemas conectados que nos acompañarán en los próximos años.
Bizintek es consciente del compromiso necesario para continuar avanzando en el ámbito del IoT. La creciente demanda de soluciones para este tipo de sistemas ha llevado a nuestra empresa a desarrollar una nueva plataforma propia: B-Thing. Se trata de una base estandarizada para el proceso de diseño de hardware y software que cubre el espectro de productos conectados a internet. ¿El objetivo final? Una aceleración global del desarrollo y una optimización de la calidad. La satisfacción de nuestros clientes llega a través del retorno de su inversión y de una gestión sencilla y eficiente y, por ello, B-Thing integra las últimas tecnologías para elaborar productos con la máxima conectividad y autonomía.