La tecnología ha cobrado un papel crucial durante el confinamiento y la posterior gestión de la pandemia. En tan solo unos días, la docencia pasó de ser presencial a íntegramente online, al igual que muchos empleos que antes se desarrollaban de forma presencial en todo tipo de sectores. Este giro de 180 grados ha dejado claro que la brecha digital tanto juvenil como adulta es un reto en el escenario actual no solo para las administraciones públicas, sino también para todo tipo de empresas y actividades.
Cuando hablamos de brecha digital podemos referirnos a dos conceptos. En primer lugar, se trata de la diferencia entre la población que tiene acceso a las tecnologías – banda ancha, dispositivos y recursos digitales- y la que no. Por otro lado, existe otra brecha digital que alcanza a todo el sistema productivo de forma estructural: algunos colectivos carecen de las competencias o habilidades digitales básicas. Y eso afecta a tanto a jóvenes como a mayores.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (2019), un 10% de los niños entre 10 y 15 años nunca usa un ordenador, y un estudio reciente de UGT indica que casi la mitad de la población entre 16 y 74 años tiene problemas a la hora de realizar gestiones sencillas a través de internet.
Brecha digital: el confinamiento revela las carencias
Durante el confinamiento ha quedado patente que esas habilidades informáticas eran más necesarias que nunca. El ejemplo más claro lo podemos observar en la educación. Es cierto que gran parte del profesorado ya cuenta con conocimientos TIC, pero también hay que tener en cuenta que un importante porcentaje tuvo que buscarse la vida como pudo tras la suspensión de las clases en marzo, ideando recursos propios y nuevas formas de enseñar basadas en la tecnología, desde casa y sin apenas formación específica.
En mayor o menor medida, en otros sectores ha sucedido lo mismo. Desde la automoción hasta la administración, pasando por la industria y la enseñanza, cada actividad ha sufrido en mayor o menor medida la brecha digital, ya sea material o por falta de competencias específicas.
Ahora se plantea un nuevo reto global, que consiste en combatir la brecha digital para tratar de equilibrar estas desigualdades y mejorar sustancialmente la capacitación profesional tanto de estudiantes como de profesionales en edad adulta.
Construir una sociedad digital desde los cimientos
El objetivo consiste en aprovechar al máximo el potencial de la digitalización. Para ello resulta fundamental que la población tenga habilidades digitales no solo para el trabajo, sino también para poder utilizar los cada vez más numerosos servicios electrónicos administrativos, los servicios de salud, así como los portales de empleo, operaciones bancarias, formación…
A día de hoy, nos encontramos con que muchas empresas vinculadas a la tecnología, como Bizintek, tienen ciertas dificultades a la hora de incorporar competencias digitales específicas y locales a sus proyectos. Por ejemplo, actualmente los perfiles más buscados de la era digital son profesionales con elevados conocimientos tecnológicas, como las ingenierías en software y hardware, analistas de datos, expertos en machine learning, ciberseguridad y FinOps…
Este hecho se puede explicar en cierta medida, debido al patrón de envejecimiento de la población y el problema de acompasar las nuevas titulaciones STEM con las necesidades de las empresas: una demanda de conocimientos cada vez más inmediata y especializada.
Aprender tecnología a través de la tecnología
Cada vez se hace más urgente una revisión del concepto tradicional asociado al aprendizaje de las nuevas tecnologías: el nuevo entorno digital dicta nuevas reglas, y las competencias tecnológicas ya no pertenecen exclusivamente a los estudiantes de las materias STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), sino que ahora también forman parte de disciplinas transversales a todas las ramas y especialidades.
En este sentido, además de superar la primera capa de la brecha digital relativa al acceso a la tecnología, el gran desafío pasa por desarrollar las herramientas, las habilidades y competencias en su uso y en la capacidad para mejorar la vida profesional.
En Bizintek, nuestra percepción de las nuevas tecnologías nos empuja a acercar estos conocimientos a las personas, al usuario cotidiano, a través de nuestros distintos desarrollos. Diseñar y fabricar dispositivos tecnológicos diseñados para mejorar la vida de las personas es otra forma de eliminar la brecha digital.